Page 11 - Dama de Elche
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EL REGRESO A ESPAÑA

Del Louvre
al Museo del Prado

Después de pasar 44 años en el Mu-         Pero en este trato había en juego algo
seo del Louvre, la Dama de Elche vol-      más que obras de arte. Francia estaba
vió a España en virtud de un acuerdo       muy interesada en reconstruir la sede
de intercambio de obras de arte por el     de la Casa de Velázquez, una impor-
que este país entregaba a Francia dos      tantísima institución cultural francesa
cuadros de Velázquez y el Greco, unos      asentada en la Ciudad Universitaria de
tapices de Goya y varios dibujos; Fran-    Madrid,quehabíaquedadogravemente
cia por su parte, además de la Dama,       dañada durante la guerra civil. Si la re-
se desprendía de una Inmaculada de         construcción no se hacía de inmediato
Bartolomé Murillo, seis de las coronas     perdería la concesión y el Estado espa-
votivas visigodas del tesoro de Guarra-    ñol podría recuperar los terrenos, que
zar y una más que notable colección de     habían sido cedidos en usufructo, lo
escultura ibérica, que entre otras piezas  que Francia quería evitar. De ahí su dis-
incluía los relieves de Osuna, una esfin-  posiciónaalcanzarunacuerdo,allanado
ge de Agost, otra del Salobral y diversas  por la sintonía política entre los gobier-
piezas del Cerro de los Santos.            nos de Franco y el general Pétain.

LA DAMA DE ELCHE, EXHIBIDA                 HEINRICH HIMMLER RECIBE
EN EL MUSEO DEL PRADO,                     EXPLICACIONES DE JULIO
INSTITUCIÓN QUE LA ACOGIÓ                  MARTÍNEZ SANTA-OLALLA ANTE
DURANTE TREINTA AÑOS,                      UNA RÉPLICA DE LA DAMA DE
ENTRE 1941 Y 1971.                         ELCHE, EN OCTUBRE DE 1940.

                                                                                       HERMES PATO / EFE

La polémica sobre los iberos

Hoy sabemos que la cultura ibérica fue autóctona de la Península, pero antaño hubo
discusiones sobre su origen. Entre finales del siglo XIX y principios del XX primaron los
orientalistas, como Pierre Paris, para quienes el nacimiento del mundo ibérico sólo fue
posible con la llegada de poblaciones del Mediterráneo oriental que trajeron su cultura.
Esta postura tuvo su contrapunto en quienes consideraban que el mundo ibérico nació
por el aporte de poblaciones centroeuropeas, básicamente celtas y, por ende, arias.
Tal teoría tuvo su apogeo justo tras la guerra civil española, siguiendo la influencia
alemana; su principal defensor fue Julio Martínez Santa-Olalla, formado en parte en
Alemania, para quien lo ibérico era el resultado de la romanización de pueblos celtas.
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