FAD MAYO 2014 - page 56

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¿Dónde estás corazón?
Los encargos de la calle San Vicente Mártir para esta pu-
blicación me llevan en ocasiones a replantearme la esencia
última de nuestra profesión a uno y otro lado del Atlántico.
Cada dos meses y con la excusa de escribir una pieza para
esta revista me atrevo a revelar con profusión de hipérbo-
les y mucha floritura lo que se esconde bajo varias capas
de cinismo profesional; eficaz chaleco de
kevlar
que me
enfundo por las mañanas en respuesta a la hipocresía ins-
titucional y la mediocridad clínica de cretinos que recetan
Fisioterapia con el desparpajo del maestro Liendre. Como
la cara de póker que se me pone cuando mi suegra decide
tocarme las narices, ese alejamiento emocional con el so-
plagaitas
du jour
me permite aun darle los buenos días sin
liarme a guantazos; al soplagaitas, no a mi suegra.
Camuflado entre bromas, que espero arranquen la sonrisa,
yace mi sincero respeto por los que, sin el beneficio de una
púlpito virtual, dan la cara por nuestra profesión contribu-
yendo con su buen hacer al reconocimiento de la Fisiotera-
pia como una disciplina válida de las Ciencias de la Salud,
seria y definitivamente independiente. Mi admiración a los
Robin de Loxley de la Fisioterapia que les hacen cortes de
manga a los sheriffs de Nottingham sentados en la rama
de un árbol, mastuerzos que no pretenden otra cosa que
colgarse medallas y llevárselo calentito. Ajenos a las inter-
pretaciones clásicas del justiciero británico de Douglas
Fairbanks o Errol Flynn los fisioterapeutas se acercan
en mi opinión a la versión irreverente y en Technicololor
de Burt Lancaster metido a justiciero medieval, dándole
cuartelillo al conde Ulrich para acabar llevándose al huerto
a Virgina Mayo – que estaba, dicho sea de paso, como un
tren - en el papel de Lady Anne.
El Halcón y la Flecha
es
una película para una tarde lluviosa, una tarde de sofá, pies
en la mesa y
relaxing cup
de café con leche. Destaca sin
duda Nick Cravat en el personaje de
Piccolo
, un papel que
calcaría dos años más tarde – sin abrir el pico - en
El Temi-
ble Burlón
, otra película que deberían hacer obligatorio en
segundo de ESO para darles ideas a los chavales.
Los dimes y diretes de la prescripción del ejercicio terapéu-
tico en la pasada revista me dieron la oportunidad de afir-
mar que es posible practicar la profesión sin meterle mano
al paciente a la primera de cambio.
Simplex est veritas
. La
Fisioterapia como especialidad de las Ciencias de la Salud
abarca un campo tan extenso que la medida justa de co-
nocimiento académico, excelencia clínica y manos exper-
tas se hace referente obligado en la definición de nuestra
profesión; relegar el córtex cerebral invita a que los memos
de siempre nos perciban como
tocadores
vocacionales en
vez de
pensadores
profesionales, una conclusión tan erró-
nea como conveniente para sus propósitos. Revisar una
historia clínica, conducir una completa anamnesis inicial,
ejecutar un examen clínico, mantener unas líneas sólidas
de diagnóstico diferencial y establecer una prognosis ba-
sada en la evidencia disponible suponen un desafío que
debemos aceptar, un paso lógico en nuestra evolución a
lo que seremos en dos décadas. Nada les gustaría más a
las huestes de Sheriff de Nottingham que devolvernos a
un papel profesional de absoluta dependencia, a los años
oscuros del
ordeno y mando
en los que el fisioterapeuta
tenia el
standing
profesional de un aprendiz de mampo-
rrero; trabajo duro y buenas dosis de inconformismo han
hecho posible que existan en España la práctica basada en
la evidencia, los títulos de grado, la investigación clínica y,
entre otras, la fisioterapia cardiovascular.
La especialidad de Fisioterapia cardiovascular se reconoce
en por primera vez en el panorama sanitario norteameri-
cano de 1978; desde entonces las vertientes clínicas de
Fisioterapia cardiovascular y pulmonar norteamericanas
José A. Polo Traverso
PT, DPT, OCS, FAAOMPT. Doctor en Fisioterapia
Fellow de la Academia Americana the Terapia Manual
En el mar del Caribe sacando pecho o en castillos
anglosajones rescatando colegas el espíritu es el mismo:
irreverentes a los pisaverdes en el poder, la brisa en el rostro
y los ojos bien abiertos al timón. El rumbo a seguir está
marcado a sangre y fuego por tipos como estos; resta ceñir
las escotas y colgar la bandera pirata de la jaula de Rocher.
Visió perifèrica
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