FAD MAYO 2014 - page 57

Volumen X Nº 1
Mayo 2014
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El contacto directo con el paciente se establece con las
manos y con la monitorización de sus constantes vitales. De
una u otra forma el fisioterapeuta es el máximo responsable
de la salud del paciente durante el momento de su
intervención.
y europeas han evolucionado dramáticamente, insepa-
rables como una
mascletá
en una boda pija. El cuerpo
regulatorio de la
American Physical Therapy Association
certifica por primera vez a un fisioterapeuta como Espe-
cialista en Fisioterapia Cardiopulmonar en 1985 y desde
entonces 187 fisioterapeutas han obtenido esta certifica-
ción; tan solo el 0,0009% de los 191.000 fisioterapeutas
que tenemos una licencia profesional en cualquiera de los
Estados de este país. ¿Por qué será, se preguntará usted
curioso lector, que los martinis de vitriolo parecen ser más
populares que obtener esta certificación? Tal vez porque
junto a los fisioterapeutas coexisten otra categoría de
profesionales sanitarios, los
Cardiopulmonary Rehabilita-
tion Specialists
, especialistas con un campo de actuación
limitado única y exclusivamente a este sistema, salidos de
otros campos sanitarios – enfermería, fisiología del ejerci-
cio, terapia respiratoria – que no requieren un doctorado
y reciben aproximadamente la mitad del salario de un fi-
sioterapeuta; como dice un buen amigo mío de Arkansas,
cheap is good
.
En nuestra castiza España la rehabilitación cardiovascular
dio sus primeros pasos en la década de los cuarenta y por
entonces establecía suma importancia en la administración
reglada de ejercicio físico a pacientes con cardiopatías. Los
padres de los actuales Programas de Rehabilitación Car-
diaca (PRC) se crearon a finales de los setenta, como no
podía ser de otra forma en el Hospital General de Valencia
y en el Ramón y Cajal de Madrid. La idea de estos pioneros
era y sigue siendo acertada: un equipo multidisciplinario
– cardiólogos, psicólogos, enfermeros, fisioterapeutas, en-
trenadores físicos – que responda a la necesidad creciente
de salud integral cardiovascular en la población española.
Ese concepto, cuarenta años más tarde, sigue mostrando
más grietas que el cutis de Carmen Sevilla. La Fisioterapia
cardiovascular no esta reconocida en España como una
especialidad profesional a pesar la abundancia de jorna-
das, cursos y Másteres organizados por universidades de
las que cobran un pico; no dudo que los esfuerzos de la
Policía Municipal de Jaca en materia de resucitación car-
diorrespiratoria han suscitado el interés de más de un lec-
tor pero aun así el tema tiene menos empuje que un Seat
850. Léase el artículo
Rol del Fisioterapeuta en el marco
de la rehabilitación cardiaca
(Medina Porqueres et al, 2003)
para que usted, lector de mis entretelas, se haga una idea
del panorama: “la mayoría de los profesionales encuesta-
dos opina que el nivel de desarrollo de la rehabilitación
cardiaca en España es muy escaso, identificando como
principales barreras la falta de apoyo de la administración,
la falta de información de los pacientes, la falta de interés
de los cardiólogos y la falta de medios.” ¿Han cambiado
las cosas en once años? Para más INRI y por si todavía le
quedan dudas échele un vistazo al
European Guidelines in
Cardiovascular Disease Prevention in Clinical Practice. Spa-
nish adaptation of the CEIPC
2008 publicado por Lobos
et al en
Neurología
del 2009; aparentemente, nada mejor
que poner énfasis en el papel de enfermeras y médicos
de familia para prevenir altos índices de mortalidad por
causas de enfermedad cardiovascular; los fisioterapeutas,
aparentemente, tenemos poco que decir al respecto a no
ser que vayamos al trabajo en chándal.
Donde estás corazón, no oigo tu palpitar… el álbum de
Mocedades a la venta en 1982 cosechó más éxito que la
especialidad de Fisioterapia cardiovascular en España en el
mismo año. Hemos avanzado mucho desde entonces pero
no tengo claro que sea en la dirección correcta; de cualquier
forma si me da un yuyu repentino por Santa Victoria del
Secreto que me resuciten en Jaca.
Las premisas de salud cardiovascular y prevención de lesio-
nes cardiopulmonares durante la evaluación y tratamiento
del paciente han traspasado las barreras del fisioterapeuta
con una especialidad cardiovascular para hacerse necesa-
rias en la práctica clínica del fisioterapeuta de batalla; usted
y yo, querido lector. Raro es el día que no echo mano al
esfigmomanómetro o al detector de saturación de oxíge-
no digital durante la prescripción de ejercicio terapéutico;
no pasa una semana sin que le explique a un paciente la
escala de esfuerzo de Borg o que, durante la anamnesis,
discuta con un paciente la necesidad de mantener la toma
de betabloqueantes prescrita por el facultativo para evitar
sorpresas desagradables. En suma, cuanta más indepen-
dencia profesional logremos en nuestra práctica clínica
mayor será la necesidad, entre otras cosas, de evaluar la
respuesta del sistema cardiovascular del paciente.
Es con-
ditio sine quanum
al crecimiento de nuestra profesión.
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