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FUNDACIÓN CASER





            la población general, aunque su incidencia es variable y muy diferente según los países y la
            alimentación.


              Entorno a las alteraciones dermatológicas, se encuentra un aumento de la incidencia en ma-
            nifestaciones tales como la dermatitis atópica, dermatitis seborreica, los trastornos tróficos de
            la piel como la xerosis (piel seca) y la quielitis comisural (“boqueras”). Dentro de las enferme-
            dades autoinmunes, es común la alopecia areata, por ello se debe tener especial cuidado en la
            higiene de la piel, ya que aparecen habitualmente piodermitis y forunculosis, especialmente a
            partir de la pubertad.


              Además, está constatado que la incidencia de cáncer es más baja en personas con síndrome
            de Down que en la población general, salvo dos excepciones: el cáncer testicular en varones y
            la leucemia durante la etapa infantil.

              Finalmente, una de las representaciones mentales más afianzadas en la población general es que
            la persona con discapacidad intelectual presenta serios problemas de comportamiento y es difícil
            de manejar, llegando incluso a ser agresiva. Sin embargo, esta aceptación es falsa. Las personas
            con síndrome de Down presentan un comportamiento normal e idéntico al del resto de la población.


              Es importante destacar que, con independencia del envejecimiento precoz, los adultos con
            síndrome de Down tienen mayor riesgo de padecer Alzheimer y de forma más prematura, incre-
            mentándose la prevalencia con la edad. Esta mayor prevalencia de Alzheimer en personas con
            síndrome de Down se debe a que el gen para la proteína precursora de beta-amiloide (proteína
            responsable de formar placas que lesionan las neuronas de forma permanente) se encuentra
            en el cromosoma 21. De esta forma, el exceso de información genérica en dicho cromosoma
            en las personas con trisomía 21 elevan el riesgo de padecer Alzheimer. Además, sabemos que
            en su mayoría son susceptibles de ser analizados, diagnosticados y atendidos por ello nos en-
            contramos con el difícil diagnóstico de patologías como la depresión, ya que casi nunca suele
            ser expresada a través de la palabra, sino que más bien es expresada mediante pérdida de ha-
            bilidades, aislamiento, alteración del ritmo del sueño… Por ello es muy importante la detección
            de estos trastornos antes de caer en la polimedicación innecesaria para así mejorar la calidad
            de vida y la inserción social de las personas con síndrome de Down.


            4. el PaPel de la enFeRMeRía en el síndRoMe de doWn.


              La enfermería es una de las profesiones que más clara tiene su identidad dentro del equipo
            de salud, en el que su papel como prestadora de cuidados a los individuos y a la comunidad,
            se ha visto reconocida socialmente de manera universal. Desde las primeras experiencias de
            formación en inglaterra del siglo XiX, de la mano de la pionera Florence Nightingale, dispone
            de una formación reglada y reconocida dentro de los sistemas educativos de todos los países
            de nuestro entorno.





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