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LA iMPORTANCiA DE LA EDuCACióN iNCLuSiVA EN LA CONSOLiDACióN
DEL ESTADO DE biENESTAR EN ESPAñA
Esta cuestión toma fuerza y respaldo en primer lugar, con la idea de derechos sociales inclui-
dos en la Declaración universal de Derechos Humanos de 1948 que se desarrolla y protege en
el Pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966. Y, en segundo
lugar, con el pilar europeo de derechos sociales aprobado en 2017 y que consiste en dar a los
ciudadanos derechos nuevos y más eficaces a través del compromiso con 20 principios entre
los que destaca en primer lugar el derecho a la educación, formación y aprendizaje permanente:
toda persona tiene derecho a una educación, formación y aprendizaje permanente inclusivos y
de calidad, a fin de mantener y adquirir capacidades que les permitan participar plenamente en
la sociedad y gestionar con éxito las transiciones en el mercado laboral.
Asimismo, la uNESCO (2008, 2011) subraya en multitud de ocasiones la importancia de utili-
zar a la educación y a la formación como instrumentos eficaces para lograr los objetivos de la
lucha contra la pobreza y la exclusión social, señalando expresamente la educación como un
instrumento de gran importancia para la inclusión en la sociedad de quienes viven en la pobre-
za. Se recomienda que a partir del concepto de educación para la inclusión, la unión Europea y
los Estados miembros, se obliguen a revisar las políticas educativas, los contenidos, enfoques
y estructuras y la asignación de recursos.
En definitiva, desde el contexto europeo se enmarca la educación como línea de estrategia
fundamental para el logro y consecución de los derechos sociales y el bienestar, convirtiéndose
como veremos a continuación, en uno de los principales retos y desafíos a los que se enfrenta
el Estado de bienestar.
2.3. objetivos del estado de bienestar.
De esta aproximación conceptual en torno al Estado de bienestar pueden deducirse sus
objetivos o metas. Según lo expuesto por bandrés (1994), desde una perspectiva más global,
los objetivos del Estado de bienestar pueden ser agrupados en tres bloques fundamentales: la
seguridad económica, la reducción de la desigualdad y las políticas de eliminación o reducción
de la pobreza; todo ello entendido como ya apuntaba Mishra (1989) como derecho y no como
caridad. Por otro lado, si nos regimos por una perspectiva más sintetizada, los objetivos del
Estado de bienestar pueden resumirse en dos: minimizar la pobreza, y proporcionar seguridad
(en todos los niveles) a la ciudadanía (Coca y Rego, 2015). Por último, atendiendo a la idea de
bienestar social, Pinilla (2002) incide en los siguientes propósitos:
• Garantizar la atención de necesidades básicas al conjunto de la población (sanidad, educa-
ción, pensiones, servicios sociales, desempleo).
• Defender la igualdad de oportunidades en el acceso a los recursos públicos.
• Promover la integración, cohesión social, solidaridad y calidad de vida.
• Garantizar la correcta aplicación de los derechos humanos.
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