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FUNDACIÓN CASER

A todo lo expuesto hasta ahora en relación a los desafíos del Estado de bienestar añadimos
dos retos más, que a nuestro parecer, engloban en sí mismos o ejercen por su naturaleza, de
elemento transversal en la consecución de los expuestos hasta ahora.

• El primero de ellos se circunscribe a través del concepto de inclusión, pues entendemos
que desde sus planteamientos de base se encuentran las claves para garantizar la igualdad
de oportunidades y combatir las desigualdades de diversa índole. Al entender que para que
exista reconocimiento, participación y, en consecuencia, la garantía de derechos, se debe in-
tervenir en el entorno, en el contexto y en definitiva en todos aquellos elementos que suponen
una barrera para el desarrollo óptimo, adecuado e íntegro de todas las personas.

Según la Agencia Europea para las Necesidades Educativas Especiales y la inclusión Educa-
tiva (2017), ningún colegio cuenta con un sistema plenamente inclusivo donde el 100% del
alumnado asiste a aulas ordinarias y recibe educación junto a sus compañeros al menos en
el 80% del horario. En algunos países se ha logrado un índice de asignación inclusiva entre
el 92% y el 99,5%. Esto nos permite interpretar que podemos estar cerca de un sistema ple-
namente inclusivo.

• Por otro lado, la importancia de la sostenibilidad. Se debe actuar conforme al marco general
que nos ofrecen los Derechos Humanos y todos los documentos de referencia que derivan
de ellos: Convenciones, Tratados, Declaraciones, Estrategias, etc. En este sentido desde los
Objetivos de Desarrollo Sostenible, nos marcan un plan estratégico a través de 17 retos orien-
tados a combatir la pobreza, luchar contra la desigualdad y la justicia entre otros… De manera
que se configura así un entramado de acciones y propuestas estrechamente vinculadas y
coherentes entre sí.

Por lo tanto, el principal reto o desafío al que nos enfrentamos en torno al Estado de bien-
estar es potenciarlo y consolidarlo; pues tal y como han demostrado sobradamente García-
Fernández y Andrés-Cabello (2015a), es un instrumento clave para construir sociedades más
igualitarias y justas. Asimismo, las políticas públicas basadas en la igualdad, la solidaridad y
la cohesión social, se han mostrado como las herramientas más eficaces para lograr el bien-
estar de los ciudadanos y para conseguir sociedades con un futuro mejor, lo que se traduce
en sociedades con un mayor potencial (educación), más sanas (sistema sanitario), con un
futuro digno (sistema de pensiones) y más justas con todas las personas (servicios sociales).

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