Estela
Jesús
Jiménez Reinaldo
II Premi 2009
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Conta’m, dona
II Premi 2009
Estela se sentaba en la última fila de la clase y me
escrutaba con sus ojos oscuros como si no me hu-
biera visto nunca. Desde mi mesa hasta la suya hab-
ría unos siete metros de distancia. Como no podía
acercarme a ella, me tenía que contentar con mirar-
la y me quedaba sin saber si tenía ojeras o es que se
había maquillado con uno de aquellos perfiladores
negros que tanto usaba. Lo cierto era que Estela me
gustaba, me gustaba mucho, de una manera en que
no me había gustado nunca antes ninguna compa-
ñera de clase, pero también era verdad que ahí esta-
ba mi penitencia, pues solo compartíamos clase de
desdoble de inglés y el resto del tiempo estábamos
en aulas diferentes.
La maniática de la profesora, la Sole, nos obligaba
a sentarnos en clase por orden alfabético, por lo que
Estela se sentaba con Patricia la roja y yo tenía por
compañera a la Chelo, simpática y buena conversa-
dora en inglés, que me mareaba con sus okeis y sus
veriguels. Como aquella era mi única oportunidad
de verla en todo el día, me había acostumbrado a
sentarme de medio lado y a no dejar de mirarla. Con
el tiempo, me di cuenta de que Estela también me
miraba, supongo que con curiosidad, la mayor parte
del clastaim. Pero, aunque yo le sonreía de vez en
cuando, con una mirada tierna que la Chelo me rep-
rimía con un codazo in my arm, parecía poco prob-