Multiplicar
M Lourdes
Aso Torralba
II Premi 2011
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Conta’m, dona
II Premi 2011
Arriba, la calle escupe luces de colores que anun-
cian el final de año y eso que los occidentales lla-
man Navidad. Hasta no hacía muchos años, habían
permanecido alejados de todo eso, pero desde que
el gobierno se había suavizado y con ello habían
entrado extranjeros a la ciudad, también lo habían
hecho los escaparates azules y verdes, los árboles
amarillos. Incluso las bicicletas parecían dejar de
tener tanta prisa y los millones de chinos escucha-
ban los gones de otra manera.
Abajo, en un trastero de apenas veinte metros
cuadrados, diez niñas chinas se afanan por coser
una montaña de prendas. Hay abrigos, camisas, pi-
jamas, incluso algunos trajes de lo que en occidente
llaman Papa Noel. Son rojos y blancos y, aunque
son muy grandes, todas las niñas se pelean por darle
unas puntadas a las costuras, como si con ese gesto,
pudieran conseguir los deseos de todas las niñas,
que Papa Noel les dejara un juguete por Navidad.
Arriba, un chino de piel arrugada viaja en un taxi-
carro humano hasta una casa con tejados trapezoi-
dales. Hay un Buda en el jardín y a lo lejos, parece
esperarle su familia. Dentro de pocos días terminará
el año y empezará el del Dragón, un buen año según
auguran los dioses. Próspero y lleno de felicidad.