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FUNDACIÓN CASER
En 2017 el 27% de las madres en un hogar monoparental se encontraban en situación de
desempleo y más de la mitad desearían iniciar una actividad laboral. una reciente encuesta
de la Oficina Federal de Estadística destaca que más de la mitad de las madres en hogares
monoparentales que se encuentran en situación de desempleo desearía trabajar, un porcentaje
muy superior al 29% de las madres en pareja o matrimonio. El riesgo de pobreza de los hogares
monoparentales es del 33%, 17 puntos porcentuales más que la media.
zimmert (2019) concluye en un estudio recientemente publicado, que la ampliación de la
educación infantil tiene un efecto significativo sobre la tasa de empleo femenino, pero menor
sobre el número de horas acordadas por contrato y de horas realmente trabajadas (ver también
bauernschuster y Klotter, 2015; Fendel y Jochimsen, 2017).
un estudio del instituto sobre el Futuro del Trabajo (izA) revela que si bien la introducción de
plazas gratuitas de guarderías ha beneficiado económicamente a las familias, esta medida ha
fallado a la hora de lograr su principal objetivo, el de mejorar la conciliación familiar y laboral, ya
que la mayoría de las madres con plazas de guardería gratuitas no trabajan.
una de las razones para esta disfuncionalidad de la atención 0-3 años es la persistencia del
modelo familiar tradicional. buena parte de la población, sobre todo en la parte occidental del
país, da preferencia al modelo en el que hombre asume total- o parcialmente la actividad laboral
remunerada, “El modelo “del principal proveedor” es el que todavía impera en Alemania, si bien
en una variante modificada. La mayoría de los niños en Alemania se crían con un padre que
cuenta con un trabajo a jornada completa y una madre que a menuda cuenta con un trabajo a
jornada parcial. Ella es la asume una gran parte del trabajo doméstico no remunerado, incluida
la educación de los hijos” (OCDE 2016: 23).
El discurso en materia de políticas familiares no ha ido acompañado de un cambio real en la
incorporación de la mujer al mercado laboral. La incorporación de la mujer al mercado laboral,
si bien aumenta, sobre todo se produce a través de la jornada parcial. También la temporalidad
sigue siendo un fenómeno claramente femenino y muy ligado a la situación familiar de la mujer.
En 2016 un total de 43,1 millones de personas contaban con un trabajo por cuenta ajena o
por cuenta propia o estaban buscando un empleo. Entre 2006 y 2016 el número de hombres
ocupados (activos y desempleados) se mantuvo estable en 22,4 millones, mientras que el de las
mujeres aumentó en aproximadamente 1,0 millones alcanzando las 19,6 millones (bundesagentur
für Arbeit 2018). El número de trabajadores y trabajadores sujetos a cotizaciones aumentó entre
2007 y 2017 un 19%, alcanzando las 32,2 millones de personas. Por una parte, el empleo
femenino es menos vulnerable a los ciclos coyunturales y las variaciones estacionales, por lo
que el incremento del empleo femenino ha sido mucho más constante que el de los hombres.
Sin embargo, la incorporación de la mujer al empleo regular se ha producido en este período
sobre todo en el segmento de la jornada parcial, mientras que el número de mujeres con un
trabajo a jornada completa prácticamente se ha mantenido estable.
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