Tarde
de letras
Meritxell
Coello Tortajada
II Premi 2008
85
Conta’m, dona
II Premi 2008
Ramona era terca como una mula, pero no una
mula cualquiera sino como la más cabezota y tozu-
da de todas ellas. Nadie le conoció amante alguno
aunque las lenguas contaban que cuando era moza
se enamoró de uno, uno de esos amores prohibi-
dos a los que uno debe renunciar, que le transformó
el corazón en roca y la dejó sola para siempre. Yo
nunca lo creí y los que la conocieron de cerca tam-
poco, porque Ramona nunca fue mujer de prohibi-
ciones ni habladurías y se hubiera reído de todas
ellas antes de renunciar a lo que quería. Siempre
decía que su amor eran los libros y que con ellos
tenía bastante, la acompañaban mientras estaba en
casa y la mecían entre sus hojas hasta que se dejaba
llevar por los sueños. No le pedían mucho, sólo al-
gún rincón sobre el que reposar y esperar pacientes
una nueva caricia, sin exigencias ni imposiciones,
sólo cálidos silencios que ella sabía escuchar.
Era «maestra de escuela», como decía ella. Por sus
manos pasaron niños que luego se convirtieron en
padres y que, como si de un hermoso ritual se trata-
ra, volvían a acudir a ella con algunos años más
a las espaldas y un pequeño asustado agarrado a
sus piernas. Ella se acordaba de todos aquellos ni-
ños, de los buenos y de los malos, de sus risas y de
sus miedos. Por mucho tiempo que pasara Ramona
volvía a mirarse en los ojos de aquellos padres y