II Premi 2010
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Conta’m, dona
dome del mundo mientras el médico seguía dando instrucciones
técnicas que no podía entender, “tamaño del tumor, estadio de la
enfermedad, cirugía, radiación, quimo”.
Quise salir corriendo, pero mi cuerpo no obedecía mis instruc-
ciones. Hacía tiempo que se había independizado proclamando
anarquía, lo cierto es que, ¿de que quería huir?, ¿De mi misma?,
¿de las dudas?. Mi único deseo era sacar de mi aquello que me
arrebataba la emoción, las ganas, el animo, aquello que me quería
apartar de mis sueños, de mi vida, de mi futuro; “futuro”, ¡que
ironía! sentía retumbar en mi mente esa palabra una y otra vez,
como un eco eterno, tan irreal, tan etérea como el tiempo, todo
me resultaba superfluo, y mi imagen frente al espejo retratada por
mi mente, al descubrir el bulto seguía imborrable ahogando mi
respiración entrecortada.
Caminé despacio, cabizbaja, camino de vuelta a casa. Tenía cánc-
er de mama. ¿Cómo podía ser? ¿Cómo podía haberme pasado?
¿A mi?.
Corría una hora al día, -traducido en un promedio de 8 kilómet-
ros-, comía sano, no tenía ningún tipo de adicción a ninguna
droga: no fumaba, no bebía; trataba de vivir la vida de la forma
mas saludable posible, e incluso incluía en mi dieta aquellos ali-
mentos o costumbres para mejorar y alargar la vida. Había pasa-
do años estudiando, labrándome el futuro. Había aguantado mis
cambios físicos de juventud y comenzaba ahora a encontrarme a
mi misma. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué la vida estaba siendo
cruel conmigo? ¡Solo tenía 30 años!.
Me llevó muchas horas de llanto, desesperación, desconsuelo, y
rabia aceptar lo que estaba sucediendo. Tenía cáncer de mama,
eso era algo que no podía cambiar, empecé a dejar de pregun-
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